miércoles, 6 de septiembre de 2017

DOS CRÍMENES EN CUENCA QUE ESTÁ VEZ SÍ OCURRIERON


Era una mañana cualquiera. La llamada de teléfono le altera la calma. Una angustiada petición de ayuda requiere ser contestada. El miedo está controlado. No ocurrirá nada. Proteger a su amiga no es una opción, es una obligación sagrada. Solas marchan aún muy de mañana. No es largo el camino. Ya están en la mansión de los fantasmas. Abren una cerradura y entran en la casa. Todo ha de hacerse rápido, no cabe demora. Hay que recoger los restos de una vida pasada. Recuerdos de una patraña. Equipaje para continuar la vida. Todas sus pertenencias. No tiene pánico, solo miedo, pues su amiga la acompaña. Están en plena faena cuando se oye gran estruendo en la casa. Ruidos de cristales rotos. Una puerta se abre forzada por el monstruo de las dos caras. El miedo ahora es pánico. Ambas amigas se abrazan. Se ven brillos de plata. Sangre corre ya por la estancia. Gritos de la que aún tiene voz, pues su amiga ya para siempre calla. Palabras gruesas del jifero. Cuchilladas de muerte les abren las entrañas. Una de ellas ya está muerta. La otra mira al monstruo de las dos caras. Algo terrible le dice. Pero ella no entiende nada. Un hierro con filo de plata, de un tajo le desgaja la cara, el cuello...y por ahí se le escapa el alma. Mira a su amiga, pero ya no ve nada. Solo el rostro de un cobarde. De un monstruo que ya solo tiene una cara.